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Las tartas y los cumpleaños

Actualizado: 28 nov 2022

Autora: Paloma Caballero


A menudo, asociamos inconscientemente las tartas con ocasiones especiales, a esos momentos en los que hay algo que celebrar. Puede tratarse de eventos más convencionales, como cumpleaños, bodas, bautizos, comuniones… hasta ascensos en el trabajo o graduaciones, por ejemplo. Abundan los momentos en los que un trozo de tarta resulta imprescindible, y en caso de no disponer de ella, su ausencia se percibe. Y es que a todos nos encanta ese momento en cada cumpleaños en el que, aunque nos dé corte, soplamos las velas con fuerza y nos zampamos un buen cacho de pastel con nuestros seres queridos. Sin embargo, ¿de dónde procede esta tradición? ¿A cuándo debemos remontarnos para trazar su origen?


Pues bien, el comienzo de las tartas en los cumpleaños es un asunto que aún queda sin resolver del todo. Es cierto que podemos identificar determinados momentos clave en la historia de la humanidad que pudieron servir de precedentes a lo que conocemos hoy en día. Los exponemos a continuación:


Lo que está claro es que es una costumbre que lleva desarrollándose desde hace milenios, mucho antes de Cristo. La historia nos dice que los griegos, a la hora de llevar a la práctica sus creencias religiosas (recordemos su compleja mitología antigua politeísta), en algún momento decidieron elaborar pasteles de miel y nueces redondos como ofrenda a Artemisa, diosa de la luna, la virginidad, la caza y los animales. Precisamente por ser una deidad relacionada con la luna, esa era la forma de los dulces, una luna llena, redonda y perfecta. Este ritual se realizaba cada sexto día del mes.


Para complementar esta luna llena, y haciendo honor a su simbolismo del fuego como representación de sacrificios y ofrendas, colocaban una vela en el centro de la tarta para imitar una luz que, luego, al ser soplada, se convertía en un humo que llevaría las plegarias del pueblo a su diosa. Es decir, los griegos pedían deseos antes de soplar la vela, al igual que hacemos nosotros ahora. Sin embargo, para esta civilización, la celebración de cumpleaños era exclusivamente para sus dioses y héroes…hasta que, con el paso del tiempo, se convirtió en costumbre para los miembros de la realeza y aristocracia.


El concepto de pastel de cumpleaños fue, por lo general, bastante elitista, hasta el siglo pasado, cuando pasó a ser un rito que no podía obviarse. Pero no solo en Grecia, también en el Antiguo Egipto, en el Imperio Romano, y en las civilizaciones que seguían la doctrina cristiana a partir del siglo IV d.C., cuando dejó de considerarse una celebración pagana. El primer cumpleaños celebrado en la religión cristiana fue, como no, el de Jesucristo, el 25 de diciembre.


Más adelante, en la Europa moderna, destaca el caso de Alemania, que, ya en el siglo XV, comenzó a comercializar con pasteles de una capa en las panaderías para que los clientes pudiesen celebrar sus cumpleaños. En el siglo XVI, se había desarrollado más variedad de este dulce, dando lugar a tartas de varias capas y glaseados, reservadas para los bolsillos más pudientes. Los alemanes propulsaron una manera un tanto llamativa de colocar las velas sobre las tartas de cumpleaños: una sola vela, que simbolizaba la luz de la vida, rodeada de 12 marcas que representaban los meses del años.


Esto fue sufriendo modificaciones a lo largo de los siglos. En el siglo XVIII, se extendió el pensamiento de que el día en que uno cumplía años, este era visitado por espíritus malignos, que eran ahuyentados por medio de las velas. Existen disidencias entre los historiadores sobre si, para aquel entonces, ya se colocaba el número de velas correspondiente a los años cumplidos; o si se colocaban varias en los bordes del pastel, rodeando a una sola en el centro.


La Revolución Industrial resultó muy útil a la hora de asegurarse de que las tartas de cumpleaños eran un producto a disposición de todas las clases sociales, y no algo exclusivo de la aristocracia y de las grandes fortunas.


Hoy en día, no concebimos un cumpleaños sin tarta, se siente incompleto. Se ha convertido en una costumbre que tenemos totalmente arraigada, fruto de la combinación de los ritos de cada civilización. Soplamos todas del tirón y pedimos un deseo con todas nuestras ganas, para minutos después disfrutar del dulce rodeados de aquellos a quienes más queremos.


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Fuente: YouTube - Cocina Para Todos.

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